Casi triste
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(…) «Los versos de Fernando Linero han sido siempre materia reflexiva, ya en la tonalidad conversacional, intimista o contemplativa, ya con la mirada vidriosa de la embriaguez o con el gesto adusto de la gramática. Fernando entra y sale de sí mismo, nos abre las ventanas de su hogar, abre las páginas de su biografía o expone al lector sus preocupaciones sobre la belleza y el amor, descree de la felicidad pero reconoce que la sabiduría doméstica permite acomodar instantes de gozo con situaciones de riesgo y de conflicto. La vocación amorosa es materia de la poesía. La palabra ajena, la que viene de la otredad, la que viaja desde el misterio es la que abre cauce al deseo de vivir y de ser auténtico y dejar de ser lo que no somos. Esa palabra que se apropia del tiempo y del significado afectivo de las cosas y las gentes.
A diferencia de otros libros de Linero, Casi triste es una declaración de melancolía o como él prefiere llamarla: de tristura. Casi triste suena muy próximo a un canto pesimista y a veces fatalista, epigonal.
(…) Porque el reconocimiento de esa terca pasión, de esa ineludible fuerza que estalla con su gracia de color y forma, con la nota vital en las oscuridades más desoladoras de la existencia es, sin duda, la esencia humana, la lucidez de un yo en medio de los acontecimientos del universo. El descubrimiento de la conciencia de la muerte —no de la muerte, que es una experiencia inédita— provoca esa luz que el poeta enciende para iluminar la memoria de las cosas olvidadas.
(…) Estos poemas son Casi tristes, es verdad, de tono elegiaco transcurren como la niebla en Bogotá. Suenan a bolero doliente o a saudade de un fado.
(…) A pesar de la partida de los afectos, del transcurso del tiempo, de la juventud extinta, de la belleza díscola, de la destrucción, de la violencia irrefrenable, del absurdo humano, estos poemas saben a mar, reclaman su lugar en el mundo. El poeta Fernando Linero nos ofrenda esta mirada musical y diáfana que florece y resuena a pesar del mal tiempo, la vida se manifiesta en los pregones y en la yerba. Casi triste es un canto a la esperanza».
José Ángel Leyva




